Me habían dicho que era uno de los edificios más viejos de la ciudad, sin embargo, sólo estaría allí aproximadamente una semana o tal vez menos, era una habitación con baño, amoblada, en arriendo a muy buen precio, de tal manera que la tomé mientras me dedicaba a distribuir los libros en las librerías con las que lo había acordado.
Pasaría en la calle ocupado la mayor parte del día, al anochecer era que llegaría a descansar para cumplir de nuevo al siguiente día con la agenda prevista, algunas visitas y consultas editoriales pendientes además del reencuentro con algunos viejos amigos de estudios.
Recuerdo que los pasillos de aquel recinto lucían muy viejos como de otra época, el piso era de madera como barnizada al igual que las paredes que tenían una cubierta de madera como de un metro treinta de altura, también barnizada al parecer, como en un intento de darle tal vez un mejor aspecto. Lo interesante sin embargo, ocurría en las noches, pues un lugar tan tranquilo y solitario al parecer de día, (pues solía estar en la calle ocupado durante el día y no había estado allí más de dos horas en la mañana) en las madrugadas solía convertirse como en lugar de juego de niños o de gente estúpida que corre de un lado a otro.
La tercera noche no aguanté más, decidí salir a eso de las 12: 45 a.m. al pasillo a mirar qué carajo sucedía, pues no me dejaban dormir, al parecer eran como varias personas que corrían como entaconadas de un lado al otro, como simplemente por joder. Pero no había nadie y aunque no hice el menor ruido nadie pasó por aquel largo pasillo como de casi treinta metros de largo. Volví entonces a dormir tras cerrar la puerta con seguro y una vez me había acostado, de nuevo se escuchaban esos malditos pasos de gente corriendo.
Me levanté entonces con rabia, esta vez sin encender la luz y abrí la puerta bruscamente, pero de nuevo no había nadie, el pasillo oscuro era pobremente iluminado por una débil lámpara al final del mismo, se notaba como vieja y antigua, en mal estado. Lo último que se me pasó por la mente en aquel momento fue el fenómeno paranormal. Al fin me quedé dormido, pues estaba muy cansado, pero hasta donde recuerdo los ruidos no cesaron.
La siguiente noche decidí llegar más tarde, no decir nada y dormir de cansancio igual que la noche anterior. Me dormí temprano, pero el ruido me despertó como a las dos de la madrugada, me incomodó mucho, pues varias veces pareció que tropezaran con la puerta de mi habitación, por lo cual me levanté y abrí la puerta bruscamente para encontrarme de nuevo con el pasillo sólo y en silencio. No había querido preguntar nada a nadie, pues allá la gente es más bien de poco interactuar con forasteros pasajeros, pero todo era muy extraño, decidí sin embargo dormir como la noche anterior y al siguiente día marcharme de allí. Los ruidos no cesaron, una vez cerré mi puerta y me metí en cama reanudaron. Cerré mis ojos decidido a dormirme y apagué la luz de una pequeña lámpara en la mesita de noche.
El cuarto sin embargo, no quedaba en la total penumbra, sino en un tono tenue y amarillento que penetraba por la ventana que daba a la calle, era el alumbrado público. Fue aterrador, de repente los pasos se escuchaban dentro de la habitación, era como si las personas que corrían en el pasillo ahora estuvieran corriendo dentro de la habitación y cerca de mí, que estaba en cama. Me levanté asustado encendí la luz esperando lo peor pero no había nada, ahí sí que me dio miedo, todo en silencio, como esperando que me metiera en cama otra vez para correr y hacer ruido a mi alrededor. Yo era más bien agnóstico por aquel entonces, no creía en el fenómeno paranormal ni en nada relacionado, sin embargo, era impresionante.
Me acosté bocarriba pensativo con la luz encendida, empecé a sentir un extraño frío que antes no había sentido; pensé que era normal, pues la temperatura de la ciudad era de 13 grados centígrados más o menos, pero entonces pasó lo peor, estando completamente despierto quedé paralizado en cama, con los ojos bien abiertos veía toda la habitación sin poder moverme, intenté hablar y hasta gritar pero por más fuerza que hice no lo logré, respiraba con dificultad, estaba plenamente consciente, decidí pensar con calma y relajar mi cuerpo, cuando de repente vi la silueta de un hombre de pie a mi derecha junto a la cama, era como una sombra, totalmente oscuro, negro, parecía como fluir de él lentamente como una especie de humo negro que caía lentamente a su alrededor, estaba mirándome al parecer, pues no se le veían ojos ni nada, todo oscuridad, estuvo mirándome como por unos 10 segundos o más, segundos que me parecieron eternos.
El resto de la habitación continuaba normal, pero por mucho que luché no pude moverme. No sé por qué no se me ocurrió rezar o algo así, pero cuando todo pasó, cuando pude moverme y respirar tranquilo, todo seguía en silencio, como si nada, y otra vez los pasos volvieron a escucharse afuera en el pasillo. Nunca había tenido la experiencia de la parálisis del sueño, no sabía qué era eso, pero de algo si estoy seguro, y es que yo estaba bien despierto y nunca antes había alucinado ni vivido nada parecido, ni después de aquella terrible madrugada he vuelto a vivirlo.
Fue de inmediato en aquel edificio, en ese mismo momento de aquella madrugada, que recogí mis cosas, mis libros, bajé los tres pisos por las antiguas escaleras, pedí un taxi y me largué.
Recuerdo que el portero de turno que me abrió la puerta principal me dijo: - ¿Qué fue sumercé qué me le pasó? ¿lo asustaron? A lo que le respondí: -”Si, no sé qué mierda hay aquí pero me asustaron, me largo de aquí”. En el andén esperé el taxi y hasta el día de hoy siete años después, nunca he tenido ninguna experiencia extraña ni ninguna parálisis del sueño.

Comentarios
Publicar un comentario